Luis Rafael Sánchez, La guaracha del Macho Camacho (2000)
La guaracha podría leerse como una fiesta de máscaras minada secretamente por la tragedia. A pesar de la alegría guarachera, la ciudad que emerge de la novela aparece como una utopía frustrada: no un cuerpo orgánico, sino una compleja pluralidad de conflictos. De la carcajada se pasa a un tiempo lúgubre, a un mundo de soledad y de desdicha. Al final de la ficción, e intensificándola, se reitera la letra apócrifa–y ya “verdadera”–de esa guaracha tan peculiar que con imperioso dominio ha “invadido” al país y el texto. Se trata de una obra cómica, trágicamente cómica, que alimenta su capacidad crítica de esa misma ambigüedad.
Sánchez, Luis Rafael. La guaracha del Macho Camacho. Edición de Arcadio Díaz-Quiñones, Cátedra, 2000.