Luis Rafael Sánchez: el oficio y la memoria (1981)
“Y en el 1976, cuando los food stamps, los cupones de alimento se han convertido en un tapón colosal, cuando hemos acudido a las rejas para guardar nuestras vidas y nuestros temores rayanos en la histeria, la realidad misma pide a gritos un texto que recoja los elementos chabacanos de nuestra deformación angustiosa; capaz, incluso, de organizar todo ese mundo lingüístico, supuestamente incoherente de nuestros días. Es decir, yo creo que la novela sintonizó en el cuadrante exacto en el momento en que apareció. Por otro lado, también creo que el llamado éxito de La guaracha tiene que ver con el hecho de que se recoge en ella una realidad grosera, chabacana, que no parecía tener permiso para entrar en la literatura, como habíamos comentado. Mal que bien, la gente agradece que unas formas ordinarias y soeces tengan cabida en la literatura. Por otro lado, todos estábamos conscientes, todos, lectores, creadores, público que hace su vida de la reflexión, de que necesitábamos una literatura de apertura, un lenguaje de ruptura, una literatura capaz de recoger esta realidad caótica nuestra. Hubo varias razones para la acogida, como puedes ver. Pero insisto en el hecho de la coincidencia entre obra y público en un momento determinado” (Sánchez, “El oficio y la memoria” 28-29).
Díaz-Quiñones, Arcadio. “El oficio y la memoria: Luis Rafael Sánchez.” Sin Nombre, vol. 12, no. 1, 1981, pp. 27-38.
Imagen: “Autorretrato,” del artista José Rosa–de la colección de Alma Concepción y Díaz-Quiñones