La guerra y la paz de Edwin Reyes: “Crónica del vértigo” (1977)
La guerra de clases y la guerra política es lo más obvio en la presente recopilación. Pero hay otra, una guerra personal, soterrada, inseparable de la colectiva, que constituye una veta –quizá la más profunda– de estos textos. Reyes va fijando en sus versos los altibajos de una guerra íntima, caracterizada por atroces angustias, donde a ratos flaquea y se muestra indefenso y vulnerable: “el deseo terrible de no quedarme solo / de no mirar la noche cercando la bahía / como un toro”. El poeta no le teme a la confesión. Al contrario: nos va dando los momentos claves de crisis sucesivas, de desgarramientos dolorosos asociados a la penumbra, las drogas, el vértigo, los zaguanes de San Juan, los barrios sin aire. Lo autobiográfico es aquí centro; los textos adquieren una peculiar resonancia vital. Todo ello lleva de nuevo a la literatura, a la belleza, después de una purificación dolorosa: “porque un día salí de la belleza / para volver a ella desde una hoguera de dolor”. Esa guerra consigo mismo está inextricablemente fundida a la ciudad de San Juan, amada y repudiada, lugar de amor, lugar de fracaso, el deterioro y la locura, callejón sin salida.
Díaz-Quiñones, Arcadio. “La guerra y la paz de Edwin Reyes”, prólogo a Edwin Reyes, Crónica del vértigo. Huaralí, 1977.