Cuba 1994: Salida y ¿voz? (1994)
Para Albert O. Hirschman, la “salida” es el acto de marcharse debido a una gran insatisfacción y a la esperanza de que las aspiraciones se puedan lograr en otro lugar. Tiene generalmente la consecuencia de que quienes se han marchado, al ser los más críticos y descontentos, han dejado, con su “salida”, un enorme vacío. La “voz”, según el esquema de Hirschman, exige una acción de grupo y cierto grado de organización. En contraste con lo que ocurrió en Checoslovaquia, Polonia y Hungría, la “salida” de miles de alemanes a lo largo de décadas debilitó la “voz” del interior. Sin embargo, hay momentos históricos, como lo fue el de Alemania en 1989, en los que la “salida” masiva posibilita la emergencia de una “voz” entre los que se quedan. Esa interacción de la “salida” y de la “voz” llevó a la caída del muro. Lamento tener que simplificar la riqueza de matices de Hirschman. Lo que me interesa es llamar la atención sobre la necesidad de pensar la relación entre la “salida” de miles de cubanos, en un nuevo contexto, y la posible “voz” de quienes se encuentran en el interior soñando, no con marcharse, sino con cambiar el lugar.
Díaz-Quiñones, Arcadio. “Cuba 1994: Salida y ¿voz?” El arte de bregar, Callejón, 2000, pp. 280-99.